Del archipiélago de Malta han surgido renombradas personalidades del mundo de las artes. Hoy, con motivo del reciente 194° aniversario de su muerte, recordamos a un personaje que ha sido historia en el terreno musical.
Nicolás Isouard (Malta, 1773 – París, 1818) fue un reconocido y exitoso compositor maltés. Comenzó sus estudios musicales en su país natal, en La Valletta, bajo la tutela de Francesco Azopardi. Su carrera continuó en Palermo, Italia, como alumno de Giuseppe Amendola, para luego trasladarse a Nápoles y estar bajo la enseñanza de Nicola Sala y Pietro Alessandro Guglielmi. En sus principios, ocupó el puesto de maestro de capilla y organista de la iglesia de San Juan de Jerusalén de La Valletta donde compuso varias obras religiosas, y dos conocidas óperas: Artajerjes (1794) y El Barbero de Sevilla (1796).
En el año 1799, Isouard se mudó a Paris para continuar con su prometedora carrera. Es en la ciudad de la luz donde conoció al compositor Rodolphe Kreutze y comenzaron una amistad y una colaboración profesional. Han compuesto numerosas obras juntos, entre ellas Le Petit Page ou la Prison d’État (1800). La carrera musical de Isouard siguió creciendo, y comenzó a tener éxito en la “ópera-comique”, género que nacío en París, interpretado en el contexto de las fiestas populares, con tono jocoso, compuesto por diálogos y cantos. Fue en este género donde Isouard alcanzó el punto máximo de su carrera. El compositor se vuelve uno de los proveedores principales del Théâtre de l’Opéra-Comique, llegando a componer más de 30 obras para esta institución. Entre ellas podemos mencionar Cendrillon (1810), Joconde (1814) y Aladin ou la lampe merveilleuse (1822, obra póstuma).
La historia cuenta que Nicolás Isouard tuvo que cambiar su nombre a “Nicolò” para poder tener éxito en el campo de la ópera en París, dado que era la ópera italiana quien dominaba la escena lírica francesa. Y lo logró.
El compositor fallece en el año 1818 en París, ciudad que lo acogía, dejando un legado musical impecable y volviéndose un orgullo cultural para los malteses.