Unas vacaciones en Malta son siempre sinónimo de buena comida. Por eso vamos a presentarte hoy una pequeña guía de las muchas delicias que vas a poder disfrutar en tu escapada al archipiélago maltés. Olvídate durante unos días de las dietas y los sacrificios para mantener la línea. En Malta, ¡el comer es una parte fundamental de la experiencia!
Como bien sabes, el archipiélago cuenta con una tradición culinaria del más alto nivel, cuyas raíces se extienden siglos atrás, a medida que los pueblos siciliano, árabe, español, africano e inglés iban dejando su impronta a su paso por las islas maltesas. Es por esto que, aún a día de hoy, la gastronomía del archipiélago es rica en influencias, matices y sabores.
La ubicación geográfica del archipiélago, en el corazón del Mediterráneo, permite que los productos que crecen en sus tierras sean de primera calidad: aceitunas, alcaparras y naranjas son algunos ejemplos, así como la uva, de donde procede el gustoso vino maltés, rico en matices. La miel siempre ha jugado un papel destacado en la cocina de Malta y es protagonista de deliciosas recetas. También el pan es un elemento esencial de la gastronomía de Malta, siempre contundente. Y, a pesar de naturaleza insular, el plato nacional del archipiélago es el conejo, que es cocinado de diferentes maneras, y base de la fenkata, la cena típica maltesa.
De las aguas de Malta procede un delicioso pescado que puede ser consumido fresco en cualquier puerto, como en el pintoresco Marsaxlokk. Atún, pulpo, mero y lampuka son la base de sabrosas recetas, como la soppa ta’l-armla: una sopa de pescado con verduras mixtas, acompañada de huevos, requesón y gbejnjet, el queso tradicional de Gozo.
Cómo no, en todo viaje que se precie se ha de probar la gastronomía de la calle, y el tentempié por excelencia consumido en las calles maltesas son los pastizzi: rollos de hojaldre rellenos de ricotta o puré de guisantes. También existe una gran influencia de la cocina italiana, que se puede apreciar en la ftira, pizza tradicional de Malta. Para finalizar cualquier festín, no pueden faltar los imqaret, los tradicionales (y exquisitos) dulces malteses.