Malta es un país con multitud de influencias culturales que se reflejan en muchos aspectos, entre ellos, en su gastronomía, que representa una perfecta mezcla mediterránea. Platos italianos, árabes, sicilianos, británicos, y del norte de África llevan al viajero a hacer un recorrido culinario por más de 7.000 años de historia maltesa.
Antes de los platos fuertes, es fundamental comenzar una buena comida maltesa abriendo boca con las clásicas aceitunas o los deliciosos pastizzi. Son famosas, también como entrante, las sabrosas y típicas salchichas maltesas aderezadas con cilantro o los hobs biz-zejt: rebanada de pan maltés cubierto con trocitos de tomate, menta, cebolla, queso de oveja y anchoas.
Los platos principales de la cocina tradicional maltesa se basan en productos frescos de temporada, los cuales son aprovechados al máximo para crear una gran variedad de platos. Sin duda alguna, el producto estrella en Malta es el conejo, el cual es preparado en todas sus variantes: ya sea asado, frito, estofado, acompañado de pasta o guisado con ajo y vino blanco. El pescado tampoco se queda atrás, y es que la pesca forma parte de la vida cotidiana de la isla, por lo que llega directo del mar al plato. Entre ellos destaca la lampuka (dorada) y su pastel es la especialidad local. Otro pescado muy apreciado es el cerna (mero), que figura como plato estrella en la mayoría de cartas de los restaurantes.
En el apartado dulce, encontramos los kannoli, unos canutillos de crujiente masa frita rellenos de ricota y en ocasiones endulzados con virutas de chocolate o fruta confitada. Otra delicia son los pasteles con forma de almendra rellenos de higos llamados mqaret, si bien uno de los postres más conocidos son los imqaret: unos deliciosos pastelillos fritos rellenos de dátiles, que se toman templados. Los gaghn tal-ghassel son ideales para acompañar el famoso té de las 5, adoptado de la cultura británica, o al café maltés de puchero, preparado a fuego lento con clavo e hinojo.
El resurgimiento que ha experimentado, durante los últimos años, la cocina maltesa, ha propiciado la apertura de numerosos restaurantes de estilo tradicional por todo el archipiélago. ¿Lo mejor de la comida local? Poder disfrutarla durante todo el año al aire libre gracias al sol y las buenas temperaturas de Malta.