Hace poco te acompañamos en el blog de Malta por un itinerario especial dedicado al sur de Malta. ¿Recuerdas? Hoy nos gustaría concentrar nuestra atención en la parte central de la isla, que también cuenta con numerosos atractivos turísticos y bien merece una visita ad hoc.
Podemos comenzar la visita en Mdina, la antigua capital de Malta. De gran belleza, fue construida en la zona más protegida de la isla, en una meseta que fue fortificada y cuyas paredes son ahora parte integrante del paisaje maltés. También conocida como la Ciudad del Silencio, Mdina es famosa por sus elegantes palacios, construidos por la nobleza maltesa.
Mdina merece al menos un día de visita por sus numerosos museos, iglesias y palacios, que se van descubriendo a medida que se pasea por sus tranquilos callejones. Asimismo, Mdina es el lugar donde se suceden muchos eventos en Malta. Uno de ellos es el conocido festival de coches clásicos, que tiene lugar aquí cada año en el mes de septiembre.
Muy cerca de Mdina se encuentra Rabat (que no ha de confundirse con Rabat de Gozo, también conocida como Victoria). Si bien se trata de una ciudad más moderna, lo cierto es que guarda también monumentos históricos de gran interés, como la Domus Romana, una antigua residencia patricia que data del siglo I a.C. y que es conocida por sus bellos suelos en mosaico. Rabat es, también, un importante centro de peregrinación, ya que tanto las catacumbas de Santa Águeda como la de San Pablo, ambos patronos de Malta, se encuentran aquí.
Si, como a los malteses, a ti también te gustan los deliciosos pastizzi, entonces no olvides acudir al histórico bar Crystal Palace cuando te encuentres en Rabat. ¡Allí podrás degustar los mejores de toda la isla!
En el interior de Malta también se encuentra la ciudad de Mosta. Aunque menos conocida, también merece la pena que sea visitada, especialmente su célebre Rotonda, la imponente iglesia cuya cúpula, inspirada en la del Panteón de Roma, se encuentra entre las más impresionantes del mundo.
A su vez, en la zona central de Malta y, en concreto, en la costa oeste, se encuentran los célebres acantilados Dingli; uno de los lugares más panorámicos de todo el archipiélago maltés, que alcanza una altura de 255 metros con unas impresionantes vistas sobre el mar. Dando un tranquilo paseo por este paisaje llegarás a la pequeña y bonita capilla dedicada a María Magdalena, la cual data de 1646. ¡Desde ella, podrás admirar unos atardeceres magníficos!