Hoy, en el blog, te contamos qué hacer en Malta.
Pasear por la ciudad de los Caballeros de Malta: Comenzamos adentrándonos en Valletta a través de la espectacular City Gate, para explorar la capital más pequeña de Europa, construida por los Caballeros de San Juan.
Tómate tu tiempo para pasear por esta ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, disfrutando de sus estrechas calles con sus característicos balcones de madera pintados y sus edificios de fachadas barrocas.
Déjate llevar guiado por los reflejos azules del mar que brillan al final de cada callejuela y termina en los Upper Barrakka Gardens, para disfrutar de la icónica vista panorámica sobre el famoso Gran Puerto de Valletta.
Visitar la Cocatedral de San Juan: En Valletta, haz una parada para visitar uno de los interiores barrocos más deslumbrantes de toda Europa. Repleta de mármol de colores, pan de oro y llamativos murales, la Cocatedral de Malta fue levantada como templo de los Caballeros, donde cada grupo de la orden tenía su propia capilla, compitiendo por el máximo esplendor.
No te pierdas el oratorio, cuyo interior guarda la pintura de mayor tamaño del artista Caravaggio: el Bautismo de San Juan.
Recorrer el Gran Puerto: Después de haber contemplado el Gran Puerto desde las alturas, toma el ascensor desde los Barrakka Gardens, el cual te llevará hasta la orilla del agua, y súbete en una dghajsa tradicional, las barcas típicas de Malta, para dar un paseo en ella a lo largo del puerto.
Explorar la costa de Gozo: Desde Cirkewwa, toma el ferry que, en media hora, te dejará en la isla de Gozo. Más tranquila y salvaje, su costa ofrece paisajes de impresión: desde vertiginosos acantilados, pasando por cuevas legendarias, erosiones de formas extrañas e históricas salinas. En Gozo se respira la naturaleza en su estado más puro.
Tomar el sol y disfrutar del mar: Malta goza de unos 300 días de sol al año y casi nunca llueve, especialmente en verano. Por lo general, es posible tomar el sol y nadar en el mar hasta bien entrado en otoño. ¡Así que aún es posible darse un chapuzón en Malta!
Descubrir sus fondos marinos: Como sabrás, Malta tiene algunas de las aguas más claras del Mediterráneo y, por ello, cada año acuden al archipiélago más de 50.000 personas procedentes de todo el mundo para explorar sus fondos marinos. Además, las islas maltesas tienen la ventaja de contar con puntos de inmersión para todos los niveles: desde principiantes, hasta expertos en fauna marina, y un sinfín de pecios, cuevas submarinas y agujeros vertiginosos que explorar.
Si quieres probar esta experiencia en tu viaje a Malta, no dudes en ponerte en contacto con alguna de las muchas escuelas de buceo certificadas en el país, y ¡organiza tu expedición en Malta!
Viajar a la Prehistoria: ¿Sabías que, en Malta, puedes observar los edificios de piedra más antiguos del mundo? Y es que no son pocos los templos prehistóricos que el archipiélago maltés alberga en su territorio. Declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, estas edificaciones fueron construidas muchos siglos antes de Stonehenge de Gran Bretaña o Micenas, en Grecia.
Los templos malteses son construcciones extraordinariamente sofisticadas para la época, con fachadas de piedra de hasta ocho metros de altura, entradas monumentales, pasillos internos y habitaciones curvas decoradas con yeso y pintura. No te olvides de visitar los templos de Mnajdra y Hagar Qim. Y reserva con antelación para no perderte el único templo subterráneo en tres alturas: el Hipogeo de Hal Saflieni.
Dar un paseo por la “Ciudad del Silencio”: Los callejones de la antigua capital de Malta, Mdina, se abren paso a través de elegantes palacios históricos de la burguesía maltesa y otros edificios repletos de historia, como la catedral de San Pablo.
Recorrer esta ciudadela medieval amurallada es uno de los imprescindibles en todo viaje a Malta. La belleza de Mdina no te dejará indiferente.
Disfrutar de las delicias de la gastronomía maltesa: Como ya hemos comentado en varias ocasiones en el blog, la cocina maltesa, típicamente mediterránea, destaca por la intensidad de sus sabores, fruto de todas las influencias que han dejado las gastronomías de los pueblos que han ido ocupando el archipiélago a lo largo de los siglos.
Pescado fresco con vino blanco y alcaparras locales, raviolis de langosta caseros, queso de cabra gozitano, pasteles de carne, ftira (típica pizza maltesa)… ¡Malta es un destino perfecto para los amantes de la gastronomía!